El suceso de Tunguska fue una explosión aérea de muy alta potencia ocurrida sobre las proximidades del río Podkamennaya en Tunguska en la posición 60°55′N 101°57′E / 60.917, 101.9560°55′N 101°57′E / 60.917, 101.95 a las 7:17 del día 30 de junio de 1908.
El fenómeno de Tunguska alentó más de 30 hipótesis y teorías de lo ocurrido. La detonación, similar a la de un arma termonuclear de elevada potencia, ha sido atribuida a un objeto celeste. Debido a que no se ha recuperado ningún fragmento, se maneja la teoría de que fue un cometa que estaría formado de hielo.
Es la teoría más aceptada actualmente por los científicos. Un cuerpo celeste compuesto de hielo y polvo que estalló y posteriormente quedó completamente vaporizado por el roce con la atmósfera terrestre, permitiendo que todo el hielo sublimara directamente a gas, que se dispersó por la atmósfera eliminando todo rastro de la explosión. Al comparar los sismogramas del fenómeno Tunguska, estos corresponden a una explosión con una potencia de 30 megatones a 8 km de altura al ser comparados con los de explosiones nucleares aéreas. Según una hipótesis formulada en la década de 1930 por el astrónomo I. Astapovich y el meteorólogo F. J. Whipple, se trató del impacto de un pequeño cometa cuyo núcleo, dada la masa estimada, habría debido tener un diámetro de varios centenares de metros. La cohesión del conglomerado que constituye el núcleo de un cometa es muy débil como para permitir su desintegración rápida en la atmósfera, ocasionando una gran explosión de gran magnitud al impactarse contra el suelo y vaporizándose. Las destrucciones se deberían, fundamentalmente, a la onda de choque atmosférica y, secundariamente, a la onda térmica. Contra esta teoría, algunos científicos no logran explicar la presencia de metales tales como el níquel que supuestamente no se encuentran en cometas comunes en el sitio del impacto y es improbable que un cometa haya pasado inadvertido ante los astrónomos en días y noches anteriores del suceso; pero de la trayectoria de caída indica que el cometa procedía de una dirección muy próxima a la del Sol, dificultando su y menos si hubiera agotado sus sustancias volátiles que producen su cabellera o cola, reduciéndose a un agregado inerte tal como un minúsculo asteroide. El día de la explosión la Tierra estuvo cerca del paso del cometa 7P/Pons-Winnecke por lo que no se descarta la posibilidad de que un fragmento del cuerpo celeste haya sido el responsable del fenómeno.
En el espacio se han detectado cerca de 450.000 objetos celestes amenazadores para la Tierra, de los cuales unos 6.000 son potencialmente peligrosos y de estos hay unos 1.050 que tienen más de un kilómetro de diámetro, de manera que de colisionar serían muy destructivos.
-Una de ellas es la misión 'Don Quijote' La NASA se está centrando en la detección de los meteoritos pero nadie aporta soluciones. Y es que las formas de abordar un ataque de un meteorito son múltiples y variadas. La Misión 'Don Quijote', la solución considerada por ahora como la más viable por los expertos internacionales, propone el envío de dos sondas, una para impactar contra el asteroide y otra para calcular si se ha desviado de su trayectoria.Son varias las propuestas aportadas como Evaporación por medio de espejos, Explosiones nucleares , Tractores gravitacionales…Pero aunque la NASA centra sus trabajos en dicha detección, siempre hay objetos incontrolados.