lunes, 10 de mayo de 2010

Actividad 2 sobre las enfermedades

Enfermedad Infecciosa


La viruela es una enfermedad infecciosa grave, contagiosa, causada por el Variola virus, que en algunos casos puede causar la muerte. No hay tratamiento especial para la viruela y la única forma de prevención es la vacunación. Según la OMS la viruela es la única enfermedad que está totalmente erradicada de todo el planeta.

Sintomatología

Las formas clínicas de la viruela son dos: viruela mayor es la forma grave y más común de la viruela, que ocasiona una erupción más extendida y fiebre más alta. Hay cuatro tipos de viruela mayor: la común (es la más frecuente y se observa en 90% o más de los casos); la modificada (leve, y se observa en personas que se habían vacunado); la lisa; y, por último, la hemorrágica (éstos dos últimos tipos son raros y muy graves). Históricamente, la viruela mayor ha tenido una tasa general de mortalidad de aproximadamente 30%; sin embargo, la viruela lisa y la hemorrágica suelen ser mortales. La viruela menor es un tipo menos común de la viruela y una enfermedad mucho menos grave, cuyas tasas de mortalidad han sido históricamente de 1% o menores.

Fases de la enfermedad

>Período de incubación (Duración 7 a 17 días) No contagioso: Después de la exposición al virus hay un período de incubación durante el cual las personas no presentan ningún síntoma y quizás se sientan bien. Este período de incubación dura en promedio de 12 a 14 días, pero puede oscilar entre 7 y 17 días. Durante este lapso, las personas no son contagiosas.
>Síntomas iniciales (Duración: 2 a 4 días) (Pródromo) Algunas veces contagioso: Entre los primeros síntomas de la viruela se encuentran fiebre, malestar, dolor de cabeza y en el cuerpo y, algunas veces, vómitos. La fiebre, por lo general, es alta y puede subir hasta los 38-40ºC. En ese momento, las personas suelen sentirse demasiado enfermas para seguir con sus actividades habituales. Esto se conoce como la fase pródromo y puede durar de 2 a 4 días.
>Primera erupción (Duración: unos 4 días) Período más contagioso: La erupción se manifiesta primero en la lengua y en la boca en forma de manchitas rojas. Estas manchas se convierten en llagas que se abren y esparcen grandes cantidades del virus en la boca y la garganta. Más o menos al mismo tiempo en que las llagas en la boca se abren, aparece una erupción en la piel que comienza en la cara y se extiende por los brazos y las piernas, y luego por los pies y las manos. Generalmente la erupción se extiende a todo el cuerpo en un lapso de 24 horas. Cuando aparece la erupción, la fiebre usualmente baja y es posible que la persona empiece a sentirse mejor. El tercer día, la erupción se convierte en abultamientos. El cuarto día, los abultamientos se llenan de un líquido espeso y opaco, y a menudo presentan un hundimiento en el centro que parece un ombligo. En ese momento, la fiebre suele subir otra vez y se mantiene alta hasta que se forman las costras sobre los abultamientos.
>Erupción con pústulas (Duración: unos 5 días) Contagioso: Los abultamientos se convierten en pústulas muy altas, generalmente redondas y firmes al tacto, como si hubiese un objeto pequeño y redondo debajo de la piel. Las personas dicen a menudo que sienten como si tuvieran balines incrustados en la piel.
>Pústulas y costras (Duración: unos 5 días) Contagioso: Las pústulas comienzan a formar una cascarilla y luego una costra. Al final de la segunda semana después de aparecer la erupción, la mayor parte de las llagas han formado costras.
>Las costras empiezan a caerse (Duración: unos 6 días) Contagioso: Las costras comienzan a caerse y dejan marcas en la piel que por último se convierten en cicatrices en forma de hoyos. La mayoría de las costras se caerán a las 3 semanas de haber aparecido la erupción. La persona sigue siendo contagiosa hasta que todas las costras se hayan caído.
>Las costras se han caído No contagioso: Las costras se han caído. La persona ya no es contagiosa, aunque no es muy seguro.

Transmisión

Para que la viruela se contagie de una persona a otra, hará falta que estén en contacto directo y prolongado, cara a cara. La viruela también puede transmitirse por medio del contacto directo con fluidos corporales infectados o con objetos contaminados, tales como sábanas, fundas o ropa. Rara vez la viruela se ha propagado por el virus transportado por el aire en sitios cerrados como edificios, autobuses y trenes. Los seres humanos son los únicos portadores naturales del virus de la viruela. No se conocen casos de viruela transmitidos por insectos o animales.
Una persona con viruela a veces es contagiosa cuando empieza la fiebre (fase pródromo), pero alcanza su máxima capacidad para contagiar cuando empieza a salir la erupción. Por lo general, en esta etapa la persona infectada está muy enferma y no puede desplazarse en su comunidad. La persona infectada es contagiosa hasta que se le haya caído la última costra de viruela.


Vacunación

Lady Montagu (1689-1762) jugó un papel notable en la historia de la ciencia. Aunque su éxito obtenido no fue suficiente para evitarle la oposición de la Iglesia y de la clase médica que siguió desconfiando del método, hasta que el científico Edward Jenner (1749-1823), casi noventa años más tarde, desarrollara finalmente la vacuna, y en 1798 Jenner publicó su trabajo donde acuñó el término latino variolae vaccine (viruela de la vaca), de esta manera Jenner abrió las puertas a la vacunación.

Historia

La viruela es causada por el virus variola que surgió en poblaciones humanas miles de años atrás. Durante varios siglos, sucesivas epidemias devastaron a la población. Era una enfermedad tan letal que en algunas culturas antiguas estaba prohibido dar nombre a los niños hasta que contraían la enfermedad y sobrevivían a ella.
Durante miles de años han ocurrido ocasionalmente epidemias de viruela, sin embargo, después de un exitoso programa de vacunación mundial se logró erradicar la enfermedad. En los Estados Unidos, el último caso de viruela se registró en 1949, mientras que el último caso ocurrido en forma natural en el mundo fue en Somalia en 1977. Una vez que la enfermedad se erradicó en todo el mundo, se suspendió la vacunación habitual de toda la población porque ya no había necesidad de prevenirla.
Excepto por las reservas en algunos laboratorios, el virus variola está eliminado. Por esta razón se decidió conservar estas dos únicas muestras.
Algunas personas creen que podrían existir reservas adicionales del virus en manos de otros países, o de organizaciones terroristas. Una hipotética nueva epidemia de viruela sería altamente fatal, debido a que las personas que han nacido después de la suspensión de la vacunación no están inmunizadas.


Enfermedad No Infecciosa

La artrosis es una enfermedad producida por el desgaste del cartílago, un tejido que hace de amortiguador protegiendo los extremos de los huesos y que favorece el movimiento de la articulación. Es la enfermedad reumática más frecuente, especialmente entre personas de edad avanzada. Se sabe, por ejemplo, que en España la padece hasta un 16 por ciento de la población mayor de 20 años y, de ellos, las tres cuartas partes son mujeres.


Etiología y descripción

No se sabe aún con certeza cuál es el origen de este padecimiento. En la artrosis, la superficie del cartílago se rompe y se desgasta, causando que los huesos se muevan el uno contra el otro, causando fricción, dolor, hinchazón y pérdida de movimiento en la articulación. Con el tiempo, la articulación llega a perder su forma normal, y pueden crecer espolones en la articulación. Además, trozos de hueso y cartílago pueden romperse y flotar dentro del espacio de la articulación, causando más dolor y daño.
La artrosis puede afectar a cualquier articulación del cuerpo. No obstante, las más frecuentes son la artrosis de espalda, que suele afectar al cuello y la zona baja de la espalda (artrosis lumbar); la artrosis de la cadera y la rodilla, y la artrosis de manos, trapecio-metacarpiana y pies, que suele iniciarse a partir de los 50 años.

Síntomas

Usualmente la artrosis comienza lentamente. Tal vez comience con dolor en las articulaciones después de hacer ejercicio o algún esfuerzo físico. La artrosis puede afectar a cualquier articulación, pero ocurre más frecuentemente en la espina dorsal, manos, caderas o rodillas.
La artrosis en los dedos parece que ocurre en ciertas familias, por lo que se piensa que podría ser hereditaria. Se ha observado que afecta más a mujeres que a hombres, especialmente después de la menopausia. Pueden aparecer pequeños nódulos de huesos en las articulaciones de los dedos. Los dedos se pueden hinchar, ponerse rígidos y torcerse. Los dedos pulgares de las manos también pueden verse afectados.
Las rodillas son las articulaciones sobre las que se carga la mayor parte del peso del cuerpo, por lo que son una de las más afectadas por la artrosis. Se pueden poner rígidas, hinchadas y adoloridas, causando que sea difícil caminar, subir escaleras, sentarse y levantarse del asiento, y usar bañeras. Si no se recibe tratamiento, la artrosis en las rodillas puede llevar a discapacidad. A la artrosis de las rodillas se le llama gonartrosis.
En las caderas la artrosis puede causar dolor, rigidez e incapacidad grave. Las personas con esta condición pueden sentir dolor en las caderas, en las ingles, en la parte interior de los muslos o en las rodillas. La artrosis en la cadera puede limitar mucho los movimientos y el acto de agacharse. El resultado es que actividades de la vida diaria como vestirse y el cuidado de los pies puede resultar todo un reto. A la artrosis de las caderas se le llama coxartrosis.
Rigidez y dolor en el cuello o en la parte de abajo de la espalda pueden ser el resultado de artrosis de la espina dorsal. También puede generar debilidad o adormecimiento en los brazos o en las piernas y deterioro funcional. Según la localización específica de la artrosis en la columna vertebral, el padecimiento se denomina lumboartrosis (vértebras lumbares), cervicoartrosis (vértebras cervicales).


Tratamiento sintomático


Tradicionalmente el tratamiento farmacológico que se ha empleado para hacer frente a la artrosis ha sido únicamente sintomático. Debido a que la posibilidad de curar la enfermedad o de detenerla era completamente nula, el objetivo de los tratamientos se ha centrado en erradicar en lo posible el dolor y otras molestias asociadas a esta patología mediante la administración de analgésicos y antiinflamatorios.
En general, los reumatólogos recetan analgésicos como el paracetamol (en dosis diarias de 1 gramo) para el tratamiento de la artrosis. Si bien también pueden recetarse antiinflamatorios, se debe tener en cuenta el estado del aparato gastrointestinal, para evitar el surgimiento de síntomas a este nivel o el empeoramiento de los ya existentes.
En algunos pacientes con artrosis, se administra como fármaco condroitín sulfato al reducir el dolor y otros síntomas y mejorar el movimiento de las articulaciones afectadas.
El condroitín sulfato es una sustancia natural existente en nuestro organismo. Es uno de los principales constituyentes del cartílago, que se une a una proteína para formar el proteoglicano, proporcionando al cartílago propiedades mecánicas y elásticas. Además el sulfato de condroitina impide que determinadas sustancias del organismo destruyan los cartílagos. Puede interacionar con otros fármacos y afectar también a la elasticidad de otros tejidos, por lo que su administración debe ser valorada a la vista de la historia clínica de cada paciente.